Al día siguiente su nuevo jefe le convocó a uno de los alojamientos del resort con la excusa de mover un sofá. Pero no quería mover un mueble: quería despedirle. Tras apenas dos horas en el puesto “él me destrozó literalmente la vida diciéndome que no me consideraba ‘físicamente’ capaz de moverlo, ni otras tareas manuales sencillas que conlleva la gestión de un espacio turístico, como cortar el césped con una máquina o subir una escalera, simplemente por mi aspecto”.
“Me ofendió aún más recriminándome que no había revelado mi ‘condición médica’ con anterioridad. Cuando le pregunté ‘¿Qué condición médica?’ Me contestó que yo era obeso”, le dijeron, siempre según la versión del despedido. @20minutos
Parece que en Australia no se andan con chiquitas…
Enviado por LaChicaDel2cv.