Fuentes policiales explicaron a este periódico que todo comenzó con una discusión porque una le arrojó una botella de agua con sal a la otra. Esto originó que una pelea entre las dos, entre acusaciones de brujería. La agresora creyó que ésta estaba poseída y comenzó a atacar a la víctima. Le asestó una pedrada en la cabeza y la tiró al suelo, se produjo un forcejeo y la autora de los hechos comenzó a arrancar los dedos a mordiscos a su compañera de piso. Le consiguió cortar dos dedos, que luego se comió. Después, como para intentar sacarle el supuesto demonio que llevaba dentro, trató de extraerle las tripas, para lo que le introdujo la piedra por el аno. @diariodesevilla