Uno por otro, la casa sin barrer.
Atentos al mensaje
Nos quieren muertos pic.twitter.com/muSSj1u3M2— ladyblue (@MariaMu24417972) October 31, 2024
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Lo he adelantado al momento en el que se arriesga contando una anécdota que a día de hoy puede salir muy cara socialmente.
En cuanto a la anécdota de su Perro.
Seguro que hay más de un “hexperto” pensando que eso es una barbaridad, que se puede conseguir lo mismo sin hacer daño al perro y bla bla bla. En todos los ámbitos de la vida hay una solución óptima que consigue los mejores resultados con las mínimas contrapartidas. La movida es que si se pretende que todos hagamos lo óptimo en cada cosa que hacemos día a día, ya sea crianza, cocina, conducción, chapuzas, amistades, relaciones de pareja, mascotas, cuidados a mayores… Nos faltaría vida para sacarnos todas las carreras necesarias.
Quizás eso de la “torta a tiempo” sea un atajo, pero es un atajo que funciona (si no se abusa de ese recurso). Si le quitamos ese y otros atajos a la gente, solo les quedarán dos alternativas: formarse exhaustivamente para todo (utópico), o recurrir a la pasividad. Imaginad qué acaba haciendo la mayoría.
La inseguridad jurídica no ayuda mucho…
La misma bofetada de un padre a un hijo puede ser condenada por un juez e indultada por otro. La legislación nunca ha sido precisa a la hora de establecer dónde está la frontera entre un cachete que ha de ser castigado y otro que no merece reproche. Así las cosas, la respuesta jurídica ante una agresión a un menor se deja a criterio de los juzgadores. La condena o la absolución depende de las circunstancias de cada caso. El 63 % de los padres, según una encuesta del INE, y muchos profesionales y juristas defienden la eficacia de un cachete en el momento justo y con la intensidad adecuada. Otros no, y algunos con matices. @lavozdegalicia
«Un bofetón en el momento justo y con la intensidad adecuada es una victoria». «Ahora mismo le pegas un azote a tu niño y te encuentras con que los vecinos te llaman la atención porque lo estás maltratando. Pero un buen azote cuando un crío coge una rabieta viene muy bien», afirma Emilio Calatayud, juez de menores de Granada cuyas sentencias ejemplares han marcado un hito. «En derecho ya tenemos los mecanismos suficientes para saber si estamos ante padres maltratadores o padres preocupados por la educación de sus hijos sin necesidad de prohibir el bofetón por ley». El juez va más allá. Sostiene que «un cachete o un bofetón en el momento justo y con la intensidad adecuada es una victoria». @lavozdegalicia
Enviado por JoseO.