Han analizado resonancias magnéticas de niños entre 9 y 11 años.
2023 es responder “en la práctica no hay ninguna diferencia” en una noticia sobre un estudio que demuestra que sí hay diferencia. Entiendo que en la vida hay prioridades, y que muchas veces la lactancia incluso es biológicamente imposible, pero negar la evidencia no es necesario. También es más sano para mí salir a andar todos los días al menos una hora y no lo hago, pero por ello no voy a decir que “en la práctica no hay ninguna diferencia”. La hay, y es lógico que la haya.
Para los casos en los que la lactancia es imposible o muy muy problemática, la leche de fórmula es una alternativa muy válida. Para los casos en los que no se da pecho por comodidad, o por [ponga aquí cualquier motivo menos importante que el bienestar de su hijo], que cada cual se responsabilice de sus prioridades, pero que no niegue la realidad para eludir su responsabilidad. Porque hacerlo promueve el paulatino abandono de la lactancia por parte de madres que sí podrían dar pecho.