La Ertzaina, al verse desbordada tuvo que encerrar a los agresores en el ayuntamiento donde las puertas fueron reventadas por la gente (los querían linchar) obligando al despliegue de antidisturbios.
La Ertzaina, al verse desbordada tuvo que encerrar a los agresores en el ayuntamiento donde las puertas fueron reventadas por la gente (los querían linchar) obligando al despliegue de antidisturbios.