Al empresario de Barcelona le cobraron 2.700 euros por colocar un panel en una puerta de aluminio, un trabajo peritado después en unos 400 euros. Al brasileño recién llegado a Madrid que se había dejado las llaves dentro, 980 euros por abrirle en minutos la puerta. A la mujer que llamó desde Errenteria (Guipuzkoa) solicitando un presupuesto para el cambio de un bombín —de 60 a 200 euros, según el gremio— no la quisieron orientar por teléfono y el cerrajero que se plantó en su casa le cobró 308 euros, no por cambiar el bombín, si no por ir a decirle que cambiarlo costaría 500 euros+IVA… @elpais
A Cristina le cobraron 508 euros por abrir una puerta en cuestión de segundos. En el caso de Ismael, fueron 788 por una llave rota en la cerradura: incluso le cobraron un “plus de peligrosidad” por COVID, aunque el cerrajero no llevaba mascarilla. @lasexta