Conviene recordar lo que le pasó al bueno de Borja por meterse en camisa de once varas.
Borja, de tan solo 22 años, logra pillarle. El caco, de 41, le intenta golpear. El veinteañero, más rápido y atlético, le esquiva, le da un par de puñetazos y recupera el bolso. Regresa con María Jesús -su única preocupación era si estaba malherida-, la había dejado acompañada con las dos chicas con quienes él volvía de su trabajo. Los tres la arroparon hasta su destino, para protegerla por si los rateros quisieran vengarse. María Jesús, sobre su ángel: «Le agradeceré toda la vida».
Pero, como en las tragedias griegas, el delincuente cae mal. Pasa dos días en coma. Muere… Tras una investigación policial y judicial, esta semana se conoce la sentencia, la más cruel posible para el altruista Borja: dos años de cárcel efectiva y 178.000 euros de indemnización a las hijas de Pedro, a quienes el padre había dejado de lado por una vida perdida por la delincuencia y las drogas.
El chico que, en cualquier otra circunstancia sería un héroe condecorado, ingresará pronto en la cárcel -irremediablemente- por homicidio imprudente. @elmundo
Empujas al notas, cae a las vías, le pilla el metro y al talego que vas.