Así se ve por dentro el Pasadizo del Panecillo, un lugar público que no debería estar cerrado.

Así se ve por dentro el Pasadizo del Panecillo, un lugar público que no debería estar cerrado.

Junto a la plaza del Conde de Barajas, en pleno corazón del Madrid de los Austrias, una empleada de los apartamentos turísticos Palacio Conde de Miranda abre una verja metálica con mando a distancia que da acceso al pasadizo del Panecillo, el cual termina en la vecina calle de San Justo. Tras las rejas se abre una calle angosta y empedrada por la que accede un BMW hacia el garaje de una de las suites, con precios que alcanzan los 464 euros por noche. A la zaga le sigue GRAN MADRID. La trabajadora, al percatarse de la presencia del periodista, asegura con firmeza que aquella calle «es propiedad privada, pertenece al hotel». No es cierto. Según la documentación del Ayuntamiento de Madrid, este espacio de 311 metros cuadrados y 60 metros de largo es una vía pública desde hace siglos, aunque esté custodiado por dos verjas cerradas a cal y canto cuyas llaves se entregaron al clero y la nobleza durante la última etapa del rey Fernando VII. @elmundo