“¿Te vienes a la tele a que te preguntemos unas cosas sobre el feminismo?”

Es una pregunta que me hicieron hace un par de años desde TVE, y mi respuesta fue no. ¿Por qué? Porque no debes sobreestimar tus capacidades cuando vas a un territorio hostil, la encerrona es segura y podrías quedar como un panoli. Una pausa mal hecha, un quiebro de voz, tragar saliva… o lo que es peor: cagarla.

"¿Te vienes a la tele a que te preguntemos unas cosas sobre el feminismo?"

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Incluso si no metes demasiado la pata… la edición no será amistosa.

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Estas dos personas no son santos de mi devoción, dicho sea de paso.