Extra:
Que tal Josu,
Me llamo David, 42 palos ya acumulados y crecí en Miranda hasta los 20 aproximados, durante los años “calentitos” en Euskadi
Mi padre, que lleva años disfrutando felizmente de esa fantasía Ponzi que llamamos jubilación, trabajó toda su vida como escolta en Vitoria. Fueron años duros, de miedo, rabia, sentimientos de incomprensión y “convivencia” forzada con los que se sentían parte de una misión mesiánica de liberación del pueblo elegido. Seguramente todo aquello forjó mi personalidad a día de hoy, para bien y para mal.
Te quería agradecer tu compromiso y valentía con cada post que publicas recordando todo aquello. El vídeo del chico que destrozaba las ventanas de la herriko de su pueblo me devolvió al pasado, ese mismo que ahora se esfuerzan tanto en blanquear y que tan fácil es que se repita de nuevo, allí, en Cataluña o en cualquier otra parte. Todos los nacionalismos no dejan de ser cuentos infantiles de pertenencia a algo diferencial.
Ahora vivo en Galicia y aunque aquí mis hijos no tendrán que mirar disimuladamente debajo del coche en cada viaje (cosa que yo tuve que aprender bien pronto) creo que es mi obligación trabajar en vacunarles contra la historia reescrita y la equidistancia.
Perdona por la parrafada infernal y sentimental. No tengo interés en que publiques esta carta, pero lo dejo a tu elección (ponme un nick elegante si lo haces)
Un abrazo. @NickElegante123