La quiebra de la empresa de análisis genético 23andMe ha despertado una gran incertidumbre entre usuarios, autoridades y especialistas. Después de casi 20 años de actividad, la compañía acumula datos genéticos de 15 millones de clientes que en algún momento de sus vidas dieron muestras de su ADN para conocer sus orígenes ancestrales. Ahora, esa información se venderá a un tercero y, aunque sus responsables aseguran que los datos seguirán protegidos, el historial de la empresa y la regulación más laxa en Estados Unidos despiertan serias dudas sobre su posible uso.