Tóibín ríe al releer el párrafo, en un capítulo dedicado al Barrio Gótico. «Creo que sigue siendo válido. Es esa idea de que los españoles perdieron Cuba… Y los catalanes siguen estando dirigidos por esas personas que no podían manejar una maldita colonia. ¡Las perdieron todas! Londres todavía controla Irlanda del Norte». Lo dice muy serio, llevándose las manos a la cabeza. Es la mordacidad Tóibín.
Cuando explica a Gaudí no se limita a describir la fantasía de sus formas orgánicas, sino que plantea la conexión de la arquitectura con el poder, de cómo la burguesía catalana usó el modernismo como emblema político de su nueva ciudad mientras la clase obrera malvivía en unas condiciones de miseria absoluta y abrazaba el anarquismo. Y ya germina la Guerra Civil. @elmundo