Le faltó decir que la culpa de todo la tiene Franco.
No son los únicos.
Escondió el dispositivo de rastreo AirTag en sus zapatillas, las metió en un contenedor de la Cruz Roja y observó adónde iban. Resultó que, tras conducir casi 800 km, sus zapatillas acabaron en Bosnia, en una tienda de segunda mano local. El TikToker se detuvo en Bosnia y compró sus zapatillas por 10 euros. La empleada admitió que su jefe vive en Alemania e importa artículos de allí. @marianpy1