«No sé si reírme o llorar», declaró el propietario de la plantación del psicotrópico al diario heleno «Thenewpaper.gr», tras comprobar que las hambrientas ovejas se habían comido toda la plantación. «La ola de calor nos hizo perder la mitad de la producción, mientras que las inundaciones arrasaron con lo que había quedado. Ahora este rebaño ha conseguido entrar en unas instalaciones que estaban cerradas y se ha comido los restos. No tengo palabras», añadió el propietario del invernadero. @abc