Aún juntando todos los recursos energéticos de la Tierra, no podríamos “emigrar” a otro planeta. Para sacar una gran cantidad de masa (y personas) de la Tierra, hace falta una ingente cantidad de energía, y para conseguirla tenemos un gran recurso no muy lejos de aquí: el Sol.
Y no solo eso, también lo hace mientras vuela para adoptar la forma que más convenga al vuelo que esté haciendo en ese momento, cambiando su envergadura constantemente.
Los motores de combustión para coches van a desaparecer, es un hecho. Casi todas las marcas están simplificando sus diseños (modulares) preparándose para el desmantelamiento paulatino de esta tecnología, pero Nissan ha dado un último estirón y ha revolucionado el concepto del cigüeñal tradicional, añadiéndole un árbol de bieletas que controla el recorrido de los pistones, mejorando la eficiencia sin sacrificar potencia en altas demandas de acelerador (la cilindrada se mantiene constante, ya que la carrera del pistón no varía). También incorpora la doble inyección (directa e indirecta) así que con todo, estamos ante un motor de doble personalidad, con cambios de humor, pero no una vez al mes, muchas veces por segundo 😉
Parece un publireportaje, pero no, no me han pagado nada, lo juro por Spiderman.
Antes de que llegasen los soportes digitales, como el CD, el mundo de la música usaba la cinta de Cassette, que convivía con el más maduro pero cada vez menos utilizado disco de vinilo. Este soporte tenía muchas ventajas, entre ellas el tamaño, pero también tenía un inconveniente: para aumentar la duración de las cintas, se grababa en dos caras, y había que darles la vuelta para escuchar la cara B.
Las marcas de reproductores quisieron automatizar este paso para que el consumidor no tuviera que ver interrumpida su sesión musical, y con esa necesidad surgieron distintas tecnologías, algunas de lo más curiosas.