Aquí la explicación.
«Lo que pasa es que luego, al poco tiempo, sus compañeros empezaron a verla hacer cosas raras. Se los llevaba de viaje y luego pasaba de ellos, estaba siempre buscando algo incomprensible, necesitaba ser siempre el centro de atención». Esteve, nacida en 1973 en Barcelona, niña bien de la oligarquía burguesa catalana, necesitaba desesperadamente casito.
¿Qué le había pasado en el brazo?, le preguntaban sus compañeros. Un terrible accidente. «Les contaba en parte la verdad, pero en otra parte una mentira: había sido un accidente de coche, eso era cierto, pero ella decía que lo había tenido con su novio, que era neurocirujano, con el Ferrari de él».
Eso, según recogió Forn más tarde, sucedía en 2001. Seis años después, en Nueva York, se tomaba la foto que acompaña estas líneas veraniegas. A la derecha, rodeada de tumbas y de banderas de barras y estrellas, Esteve y su brazo. El pasaporte hacia el cariño mundial. Un billete para el megacasito global. El antídoto definitivo contra la soledad. El brazo dañado en el 11-S. ¿Cómo había llegado ella hasta ahí? Nadie se lo planteó en Barcelona porque nadie vio la foto allí, a 7.000 kilómetros de distancia. @elmundo
Enviado por Will Smith Zoolander.